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Cadenita y algo más
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Una excursión a la montaña invernalUna nueva salida a Mendoza
que se comenzó a gestar con el consabido mail de Adrián convocando a cuantos
estuvieran dispuestos a afrontar los rigores del invierno en la alta montaña.
Era el 24 de julio y la propuesta incluía como objetivo “el cerro que más
nieve tenga”, un desafío para pocos. En las semanas siguientes
los “voluntarios” fuimos apareciendo. Primero tímidamente luego en tropel.
Hasta conformar una expedición de 21 personas. Los días previos fueron
testigos del cruce de los mails más extraños. Compañeros de carpa que
coordinaban, pedidos de “budín” excusas varias para no hacer torta,
ofrecimientos de reembolsos para la compra de moldes, pedidos de SOS por falta
de equipo . . . Finalmente llegó el día
de la partida. Día en que media ciudad escapaba aprovechando el fin de semana
largo lo cual hizo que el hecho de llegar a Retiro fuese una aventura en si
mismo. Pero a las 20:48 se hizo presente el último expedicionario con apenas
tiempo de cargar el equipaje ya que a las 20:54 se cerró la puerta del micro y
partimos. En ese micro íbamos: Adrián, Mar, Sol, Gastón, Aldana, Lorena, Juan
Pedro, Verónica, Juan Pablo, Cecilia, Juli, Andrea, Javier, Héctor y Juan
Ignacio.
A las 11:00 estábamos
todos y nos dirigimos a las 2 combis que nos llevarían a la montaña. A que
lugar todavía no sabíamos, Adrián guardaba celosamente el secreto. Durante la
carga de las mochilas en los portaequipajes Adrián señaló que “podíamos
poner algunas arriba” y ante la mirada asesina que le dirigieron las chicas
aclaró “mochilas, no gente”. 11:10 salió el primer móvil
con destino a la YPF donde nos abasteceríamos de los últimos víveres. Ya sabíamos
que nuestro destino sería Vallecitos. A las 11:30 llegamos a la estación de
servicio y allí nos alcanzó 15 minutos después la segunda combi. En el
trayecto se habían sumado cos compañeros más: Eber y Alfredo. ¡Ellos si que
tenían pinta de montañistas avezados!
Diez minutos después
continuamos con el móvil 1 y previa parada “técnica” llegamos a Vallecitos
a las 13:25 (2930 msnm según el altímetro). A la media hora llegó la otra
combi (de la cual se tuvieron que bajar algunos para que pudiese subir) y una
hora después nos pusimos en marcha hacia el campamento base.
Una
hora y media más tarde tuvimos que detenernos para ponernos los crampones (la
primera vez para algunos) y transitar por una pendiente helada. Allí tuvimos a
la primer “derrapada”,Aldana, con una excelente maniobra de autodetención
con piolet. Íbamos muy cargados y el
cansancio se hizo notar por lo que Adrián decidió armar campamento en un
vallecito entre el Andresito y las estribaciones del Loma Blanca. Eran las
17:30. El altímetro indicaba 3000 msnm , el GPS 3025 msnm. El CB lo instalamos junto
al arroyo cubierto de nieve. Algunos elegimos lugares sobre el suelo sin nieve
pero con pendiente mientras que otros se fueron directamente sobre la nieve
buscando la horizontalidad. Armamos carpa, rueda de
mate y transcurrió el resto del día, comiendo, hidratándonos y soportando los
incipientes dolores de cabeza producto de la altura. A eso de las 21:30 nos
retiramos con la consigna de salir a las 7:00 al día siguiente. El domingo a eso de las
5:00 comenzaron a oírse los sonidos producidos por los tempraneros. La
temperatura en el interior de nuestra carpa era de –2,3°C, en el exterior la
“columna mercurial” acusaba unos cálidos –6°C, por suerte sin viento. El
altímetro señalaba 2940 msnm lo que indicaba que durante la noche la presión
había subido lo cual era un buen augurio para el nuevo día. En media hora ya
estábamos todos en actividad (salvo una carpa que no recuerdo de quien era).
Desayunamos, preparamos los equipos y llegando a las 7:00 Adrián empezó con su
acostumbrado llamado: “en cinco nos vamos”.
Salimos 7:10, Adrián con
unos mitones enormes porque “no encontré los guantes”, los cual a algunos
nos hizo doler el estomago ya que si no había podido encontrar los guantes en
una carpita, ¿encontraría el camino de regreso? A las 7:20 paramos a
ajustar el equipo y esperar a los rezagados y diez minutos después estábamos
en nuestra primer cumbre: el Andresito. El altímetro indicaba 3050 msnm.
Finalmente a las 9:15
alcanzamos la cumbre del Arenales. 3310 msnm según el altímetro y 3388 msnm el
GPS. Luego de las fotos de rigor continuamos hacia el coll que separa al
Arenales del Lomas Blancas. En el trayecto a la cumbre hicimos dos paradas, una a 3335 altímetro (3420 GPS) y otra a 3475 altímetro (3664 GPS). A las 11:15 llegamos a la cumbre del Lomas Blancas. El altímetro indicaba 3560 msnm, el GPS 3662 y en la cruz de la cumbre 3850. Evidentemente el que puso la cruz era muy optimista.
Continuamos rumbo al Cáucaso
con algunos pasos de escalada y llegamos otros 45 minutos más tarde. El altímetro
señalaba 3735 msnm (GPS 3815). Estábamos bastante cansados pero emprendimos
camino rumbo al Iluso. Haciendo honor a su nombre
para la mayoría de nosotros sólo fue una ilusión. Nos quedamos en el coll
entre el Cáusaso y el Iluso viendo como Eber y Alfredo se hacían cada vez mas
chiquitos conforme ascendían el pico. Finalmente los vimos llegar a la cumbre. A las 15:25 emprendimos el
regreso, previo ponernos las polainas pues íbamos a transitar por nieve blanda.
En el proceso de colocación se escucho decir: “¿quién necesita polainas con
esos cardos?” El descenso por la nieve
hacia el Loma Blanca no estuvo exento de contratiempos. El más notable fue el
salto mortal hacia delante protagonizado por Adrián quién la salir de entre la
nieve simplemente dijo “hay un pozo”. Sol desde más atrás de la fila,
mostrando preocupación por su salud le preguntó: “¿estás bien o llamo a un
taxi?”.
A las 16:40 llegamos al
Loma Blanca. Un breve descanso y continuamos el descenso, ahora por la vertiente
sur del cerro que nos llevaría directo al campamento. Media hora luego de la
partida la nieve se mostró demasiado dura como para continuar sin crampones por
lo que nos detuvimos a colocarlos. La situación entrañaba cierto riesgo ya que
bajábamos una pendiente bastante fuerte sobre nieve dura.
Continuamos descendiendo y
el turno para probar el “tobogán” le llegó a Cecilia. En el cambio de mano
del piolet perdió pie y allí fue hacia abajo. Gastón y Maxi salieron a
cortarle camino pero en vano. Bastante más abajo finalmente logró la
autodetención. En este caso el susto fue mayor pero por suerte no pasó de eso. Llegamos al final de la
pendiente y a la hora del culipatín. Algunos probaron las delicias de este
medio de transporte mientras que otros seguimos caminando. De esta manera a las
18:30 llegamos los primeros al campamento. Otros con diversos inconvenientes, en
particular producidos por las botas fueron llegando en la siguiente media hora. Cansados pero felices
armamos el infaltable mate y la rueda de picada. Llegada la noche se disolvió
la rueda y en cada carpa se resolvió la cena en función del hambre y el
cansancio de cada uno.
A la mañana siguiente
(lunes) nos fuimos levantando entre las 8:00 y las 8:30. Con tranquilidad
desayunamos, levantamos carpas y a las 11:10 partimos de regreso al centro de
sky. Después de algunas
peripecias con los crampones, llegamos hasta las combis y cargando los equipos
salimos rumbo a Mendoza a las 12:30. Sin contratiempos en el móvil
1 llegamos a la terminal a las 14:30. Menos suerte tuvo el móvil 2. Un gualicho
indeterminado atacó a su motor obligando al conductor a detener la marcha cada
pocos kilómetros y bombear combustible. Esto hizo que mientras que los que
viajamos en la primer combi nos comíamos unos deliciosos lomitos en “Los Tres
Mosqueteros” el resto sufriera la zozobra de no llegar y sobre todo el hambre
y el agarrotamiento de las piernas. Pero a las 15:30 nos
reunimos todos y los que habíamos tomado el primer turno dejamos los lugares a
nuestros compañeros mientras nos íbamos a bañar a la terminal. La buena
noticia que trajimos fue que se habían terminado las toallas. De todas maneras,
todos nos arreglamos. A las 18:00 nos separamos
de los que viajaban en otros micros y abordamos el interno 1004 de “El Rápido
Internacional”, interno que ostentaba el nombre de “El Chiche Bombón”. Todo normal, salvo la histérica
que cambió asiento con Lorena (“no tengo problema en cambiar pero ¡que haya
lugar para mis cosas!” – llevaba una mochila enorme). Vimos las dos películas
(Cellullar y otra rarísima cuyo nombre no recuerdo pero en la que se mezclaban
personajes de varias novelas) y nos dormimos. A eso de las 2:30 de la mañana
estábamos detenidos en la banquina. “Algún desperfecto menor, nada serio”,
nos acomodamos y seguimos durmiendo. No duró mucho. A las 3:00 detenidos en una
YPF en algún lugar de la RN 33 distante a unos 40 Km. de Venado Tuerto, el
conductor dijo “¡no va másss!”, “hay 8 lugares en los otros micros,
mujeres y niños primero, el resto ajo y agua”. De nuestro grupo se
despidió Verónica (que perdía su avión a Buzios) y con ella también
despedimos no sin dolor a la histérica. El resto nos quedamos y no teniendo
nada mejor que hacer tratamos de dormir.
A las 13:15 convencimos a
los conductores de hacer una parada técnica de reabastecimiento (no solo de
mate vive el montañista) en Carmen de Areco. El tiempo se hizo de chicle. 15:15
en Liniers y 15:55 en Retiro. Repodridos del viaje, pero con una onda
insuperable. No paramos de reírnos de las ocurrencias de la “cubana”. El
buen humor y la diversión nunca nos abandonaron, a tal punto que los chóferes
no lo podían creer. En resumen: Una excursión espléndida,
un tiempo espectacular (fuimos a buscar invierno y mucha nieve y nos encontramos
con una montaña en plena primavera) y un grupo enorme tanto en cantidad como en
calidad. ¡Hasta la próxima!
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