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Capitulo 3 – Rio Negro y breve incursión al ChubutEl martes levantamos campamento y a las 11:00 partimos rumbo a Bariloche por la ruta de los 7 lagos. Esta ruta cada vez más pavimentada va perdiendo sus encantos. Almorzamos junto al camino en algún lugar cerca del Lago Espejo, atravesamos Villa la Angostura (impresionante cantidad de gente) y llegamos al camping Petunia en Bariloche a las 16:15. Como era de esperar estaba totalmente lleno y sólo
quedaban unas pocas parcelas, por lo que nos instalamos en la que nos pareció
menos mala. Al día siguiente nos dedicamos a descansar y a la tarde
fuimos hasta las cabañas el lago Mascardi donde nos esperaban nuestros primos
Beitia. Pasamos el resto de la tarde en la orilla del lago y combinamos para
realizar el viernes la caminata hasta la laguna Llum. El jueves fue día de hacer nada más que la tradicional
visita al centro de Bariloche. El viernes 27 nos levantamos temprano pues habíamos
quedado en encontrarnos con los Beita a las 9:00 en la casa del guardaparque de
Mascardi. El grupo explorador estaba compuesto por 9 personas: Susana, Maria
Laura, Daniel, Maria Inés, José, Florencia y Álvaro, Pablo y yo.
Cruzamos por encima o por el costado varios árboles caídos
hasta llegar a un lugar donde la senda daba un rodeo y había algo que parecía
un atajo. Tomamos por allí pero el “atajo” era en realidad una “senda”
que se dirigía hacia la costa del lago (unos 100 metros hacia abajo”. El
camino se fue poniendo cada vez más difícil (por lo empinado) peor logramos
llegar a la orilla del lago sin problemas. La idea era que debíamos estar no
muy lejos de la Playa Leones, punto de acampada y de referencia por lo que
seguimos la “senda” paralela al lago rumbo al sur.
Esta senda estaba atravesada por innumerables troncos caídos,
por lo que nos llevó bastante tiempo y esfuerzo alcanzar Playa Leones. Allí
llegamos aproximadamente a las 11:40, con lo que nos había llevado un poco más
de 2 horas recorrer una distancia que en línea recta es de 4 km. Luego de descansar y buscar por donde seguía la senda (la
guía indicaba que seguía el curso del arroyo que allí desemboca) partimos
rumbo a la laguna Llum donde llegamos en unos 50 minutos de marcha. Eran ya casi
las 13:00 por lo que sacamos fotos y almorzamos. Tuve oportunidad de extraer una
astilla del pie de Florencia con lo que una vez más quedó demostrado que el
botiquín sirve para algo más que ocupar lugar y aumentar el peso de la
mochila.
A las dos de la tarde partimos rumbo al mirador, al fondo
de la laguna. María Laura, Daniel y José se quedaron en el lugar, esperando
nuestro regreso. José porque no se sentía del todo bien y los otros dos de
puro vagos. Seguimos una preciosa senda junto a la laguna, hacia el
oeste. Al fondo de la laguna nos internamos en un sector que evidenciaba haber
sido desmontado por antiguos pobladores. Finalmente alcanzamos a encontrar una
antigua “habitación” que la guía denomina “refugio vivac”, en un lugar
donde la presencia de manzanos delata que hubo pobladores.
Volvimos por el mismo camino sin novedades y a las 17:30
llegamos al lugar donde habíamos dejado al resto de la compañía (que ya
estaban preocupándose por nuestra tardanza). Continuamos el camino, pasando por
Playa Leones y , ahora si, por la senda más transitada, volvimos al punto donde
habíamos dejado los vehículos (19:30).
Regresamos ya de noche al camping y dormimos como se duerme
después de un día de caminata. Al día siguiente levantamos campamento para ir a
instalarnos en el camping “La Querencia” a orillas del Mascardi, cerca de
donde se alojaban nuestros primos. Ese camping también estaba lleno pero logramos
acomodarnos, a pesar de que nuestros vecinos de parcela dejaron bien en claro
que el fogón les pertenecía.
Por esa noche habíamos combinado con nuestros primos un
festín de salchichas junto al fogón en la playa. Los chicos se quedaron allí
a pasar la noche y “durmieron” hasta las 12:00 del día siguiente. El domingo nos levantamos tarde por la trasnochada y
almorzamos y pasamos el resto de la jornada con nuestros primos. El lunes hicimos una excursión hasta Epuyen en la
provincia del Chubut, localidad que siempre habíamos pasado camino a Esquel pro
donde nunca habíamos entrado. También decidimos que al día siguiente
abandonaríamos Bariloche y partiríamos rumbo a Sierra de la Ventana. Nos levantamos temprano y a las 10:25 salimos rumbo a Neuquén.
A eso de las 13:00 cuando estábamos a unos 50 km de Piedra del Águila (justo
al terminar la subida después del Collón Cura) vimos un par de autos parados
en la banquina y sus ocupantes haciendo señas con un bidón vacío en la mano.
Nos detuvimos y nos preguntaron si teníamos agua. Fue la oportunidad para que
el bidón de 5 litros que llevábamos en el batan mostrará finalmente su
utilidad. Fuimos hasta el auto averiado, al que aparentemente sólo
le faltaba agua. Completada la misma y puesto en marcha se veía que perdía
agua desde algún lugar debajo del recipiente de expansión. Con esa pérdida
era imposible que llegara a Piedra del Águila por lo que sacando la caja de
herramientas (que nuevamente mostró para qué la llevaba) y ante la mirada
azorada del conductor saqué el recipiente y verifiqué que la pérdida estaba
en la “costura” horizontal del mismo. Como se trataba de polietileno, decidí
rehacer la soldadura fundiéndolo. Para eso usé el calentador y quedó sin
perder una gota. Le dije al conductor que con eso llegaría a Piedra del Águila
pero que debía hacerlo ver por un mecánico. El señor no salía de su asombro. Seguimos viaje, en P. del Águila almorzamos en la plaza
(las estaciones de servicio estaban abarrotadas) y vimos dar vueltas al automóvil
que reparamos (buscando infructuosamente un mecánico). Por lo menos había
llegado a un lugar civilizado. El resto del viaje hasta Neuquén fue sin novedades, llegando a las 17:20. Al llegar al hotel E-Express donde pensábamos pasar la noche nos encontramos con la novedad de que las habitaciones tenían un costo sideral. Nos fuimos a otro hotel cercano más accesible. Capitulo 4 - Reconocimiento de Sierra de la Ventana
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