V 2006 - Neuquen de punta a punta

Principal Arriba V 2006 - Rio Negro y Chubut

 

Capitulo 2 – Neuquén de punta a punta. 

A la mañana siguiente nos levantamos temprano y levantamos campamento. Nos pusimos en marcha a las 9:10 y a las 10:50 estábamos en Andacollo. Cargamos combustible (y víveres para el mediodía) y partimos hacia Caviahue por la ruta provincial 57.

Un lindo paseo por la cordillera (aunque menos pintoresco que el camino Andacollo – Aguas Calientes) pasando por El Chollar y El Huecu (por donde pasamos a las 14:00 luego de haber almorzado bajo unos árboles al costado del camino).

Muy buenas vistas del río Agrio (con las piedras de su lecho de color anaranjado) y del volcán Copahue. En el camino visitamos el Salto del Agrio (bastante viento) y llegamos a Caviahue (1625 msnm) a las 15:40 luego de recorrer 237 km. 

Nos costó conseguir alojamiento a un precio no increíble (no había camping) y recorrimos el poblado. Mucha construcción, todo preparado para la temporada de nieve, en fin, confirmamos que es un lugar al que no volveremos.

Al día siguiente (jueves 19) partimos a las 9:30. Estaba bastante fresco pero nos habíamos reencontrado con el pavimento que no veíamos desde Chos Malal. En pleno descenso (la ruta de Caviahue a Loncopue baja en picada, el motor tosió 3 veces. Mala señal, sobre todo en medio de la cordillera y a 450 km del taller más cercano (que pudiese atender a la GV). Continuamos pasando por Loncopue y al acercarnos a Las Lajas y en el momento de la decisión (seguir hacia Zapala para revisar el motor o doblar hacia Pino Hachado, alejándonos de la civilización) primó el espíritu de aventura (o de locura total) y viramos hacia el oeste (Pino Hachado). 

Un hermoso camino nos internó en la cordillera, aparecieron los pehuenes y se convirtieron en bosque. Ya llegando al paso nos volvimos a despedir del pavimento y tomamos el camino hacia el lago Aluminé y Villa Pehuenia. 

Un camino de montaña muy lindo, entre bosques de araucarias donde se veían perfectamente los efectos del sobre pastoreo (casi nulo sotobosque y sin renovales). 

Poco después del mediodía (12:30) llegábamos a Villa Pehuenia (1170 msnm) y nos ubicamos en el camping Lagrimitas después de haber recorrido 204 km. 

El camping estaba repleto y cuando encontramos un lugar aceptable el encargado nos hizo notar que estábamos junto a un contingente aunque nos dijo que “eran muy tranquilos” y de todas maneras a las 23:00 se hacia silencio. Ya habíamos notado que tenían una batería y unos parlantes grandes pero como el silencio era a las 23:00 … 

Comimos y nos dedicamos a descansar. Al rato empezó la música. Nuestros vecinos eran ni más ni menos que una convención de Pentecostales. Esta circunstancia nos impidió disfrutar del canto de las aves y el sonido del viento entre los árboles pero a cambio tuvimos varios servicios que nos permitieron recordar las andanzas del profeta Samuel y otras personalidades del antiguo y nuevo testamento. 

A pesar de la promesa de silencio a las 23:00 el último servicio terminó 23:20. No estaba tan mal, 20 minutos no son nada. Pero luego comenzó la cena, las chanzas propias de un grupo grande, etc. por lo que el silencio efectivo se hizo esperar hasta las 02:00. Pero llegó. 

Llegó si, pero no para quedarse. A las 7:15 comenzaron las llamadas de diana a viva voz y pronto fueron acompañadas por redobles de tambor. No estábamos soñando ni estábamos en el servicio militar, simplemente toda la Villa tuvo un temprano despertar. Un vecino nuestro (cicloturista él) comenzó una extraña letanía dirigida al pastor y su grey. Sonaba algo así: &%$¿@&$¡? 

Nos levantamos, desayunamos, acomodamos las cosas y nos dirigimos al “circuito Pehuenia”. Este circuito consiste en dar la vuelta por la ruta provincial 11 pasando por Moquehue y el lago Norquinco saliendo a la ruta provincial 22 y volviendo a Villa Pehuenia. Según la guía el trayecto interesante es Pehuenia – Norquinco. 

Camino al paso de Icalma paramos en un mirador con vista panorámica del lago Aluminé y luego nos internamos en el ripio (hay unos kilómetros recién pavimentados en Villa Pehuenia) En el camino al Norquinco cruzamos una manada de vacunos que venia en sentido contrario. Tuvimos que parar y esperar que pasaran. 

Llegando al lago nos desviamos rumbo a unas cascadas para el lado del límite. Según la guia el camino era para 4x4. A poco de andar un vado ancho que parecía profundo. Lo investigamos y pasamos sin problemas. La huella era bastante fea y angosta. Un segundo vado que atravesamos demasiado rápido. El agua subió por encima del capot. El silencio se había adueñado de los ocupantes del habitáculo. Seguimos hasta un tercer vado. Parecía bastante hondo. En vista de la experiencia del anterior bajé para evaluarlo. En eso vi que nos faltaba la patente delantera. Eso ya fue demasiado, ¡a 1500 km de Buenos Aires y sin patente! Dimos la vuelta y volvimos dejando para otra oportunidad el resto del recorrido. La patente la recobramos en el segundo vado; brillaba en el fondo toda retorcida. 

Terminamos almorzando junto a un lindo laguito. Teníamos contratada una cabalgata a las 5 de la tarde cerca de Villa Pehuenia por lo que después de almorzar nos pusimos en marcha en tren de paseo. El aire acondicionado no enfriaba. Varias teorías: “ya venia enfriando menos”, “algo se rompió”. Más adelante paramos para hacer tiempo y me dedique a revisar el circuito eléctrico. ¡Un fusible quemado! Volvimos a tener aire y a respirar. 

Llegamos al lugar de la cabalgata y el paisano nos recibe con recelo: no le habían avisado y tenía todos los caballos ocupados. Arreglamos para volver al día siguiente.

Volviendo nos desviamos para visitar el volcán Batea Mahuida, previo pago de la entrada a la comunidad (el muchacho encargado de cobrar y controlar el ingreso no parecía muy entusiasta). 

Esa noche el servicio terminó antes de las 23:00 y el pastor recalcó que los coordinadores debían despertar solamente a los miembros del grupo, no a toda la Villa. 

A la mañana levantamos campamento y a las 10:00 llegamos para la cabalgata. Nos internamos en el bosque por varios kilómetros siguiendo una senda bastante movida entre las cañas. 

Volvimos a eso de las 13:00 y salimos rumbo a Aluminé. Almorzamos en algún lugar junto al río Aluminé, pasamos por esa población a eso de las 15:00 y llegamos a Junin de los Andes a las 17:00. 

Preguntamos en Turismo pero de cabaña ni hablar. Nos fuimos al camping Laura Vicuña y a pesar del cartel de la entrada que decía completo nos dieron un muy buen lugar con pastito junto al río Chimehuin. 

El día siguiente (domingo 22) lo dedicamos a descansar, asearnos y recorrer el pueblo. 

El lunes 23 nos dirigimos al Lago Queñi, salimos de Junín de los Andes a eso de las 10:30 y llegamos al lago aproximadamente a las 13:00. El trayecto entre Hua Hum y el Queñi de sólo 10 km nos llevó una hora. El punto más complicado para pasar fue una cuesta llena de pozos y con tierra suelta. Allí no quedó más remedio que usar toda la potencia de la “low” y aún así nos costó pasar. Al pie de la cuesta yacían los vehículos menos afortunados, a unos 3 km del lago. 

Una vez en el sitio de acampe (luego de transitar por una senda muy cerrada por donde apenas pasaba la camioneta) almorzamos y nos dirigimos caminando hacia las termas, a 3 km hacia el sur.

En una hora y un poco más llegamos a las famosas Termas de Queñi, un arroyito con agua caliente y el típico barro mal oliente de todas las fuentes termales. Seguimos el arroyo unos metros hacia arriba hasta llegar al punto donde el agua brota de la roca. En el descenso por la picada (bastante pendiente y resbalosa) sufrí el ataque de las renombradas chaquetas amarillas, resultando con dos buenos pinchazos. 

El regreso no tuvo puntos salientes, llegando de nuevo a Junín de los Andes a las 20:00.

Capitulo 3 - Río Negro y breve incursión a Chubut