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Capitulo 2 – Neuquén de punta a punta.A la mañana siguiente nos levantamos temprano y levantamos campamento. Nos pusimos en marcha a las 9:10 y a las 10:50 estábamos en Andacollo. Cargamos combustible (y víveres para el mediodía) y partimos hacia Caviahue por la ruta provincial 57. Un lindo paseo por la cordillera (aunque menos pintoresco que el camino Andacollo – Aguas Calientes) pasando por El Chollar y El Huecu (por donde pasamos a las 14:00 luego de haber almorzado bajo unos árboles al costado del camino). Muy buenas vistas del río Agrio (con las piedras de su
lecho de color anaranjado) y del volcán Copahue. En el camino visitamos el
Salto del Agrio (bastante viento) y llegamos a Caviahue (1625 msnm) a las 15:40
luego de recorrer 237 km.
Al día siguiente (jueves 19) partimos a las 9:30. Estaba
bastante fresco pero nos habíamos reencontrado con el pavimento que no veíamos
desde Chos Malal. En pleno descenso (la ruta de Caviahue a Loncopue baja en
picada, el motor tosió 3 veces. Mala señal, sobre todo en medio de la
cordillera y a 450 km del taller más cercano (que pudiese atender a la GV).
Continuamos pasando por Loncopue y al acercarnos a Las Lajas y en el momento de
la decisión (seguir hacia Zapala para revisar el motor o doblar hacia Pino
Hachado, alejándonos de la civilización) primó el espíritu de aventura (o de
locura total) y viramos hacia el oeste (Pino Hachado). Un hermoso camino nos internó en la cordillera,
aparecieron los pehuenes y se convirtieron en bosque. Ya llegando al paso nos
volvimos a despedir del pavimento y tomamos el camino hacia el lago Aluminé y
Villa Pehuenia. Un camino de montaña muy lindo, entre bosques de
araucarias donde se veían perfectamente los efectos del sobre pastoreo (casi
nulo sotobosque y sin renovales). Poco después del mediodía (12:30) llegábamos a Villa
Pehuenia (1170 msnm) y nos ubicamos en el camping Lagrimitas después de haber
recorrido 204 km. El camping estaba repleto y cuando encontramos un lugar
aceptable el encargado nos hizo notar que estábamos junto a un contingente
aunque nos dijo que “eran muy tranquilos” y de todas maneras a las 23:00 se
hacia silencio. Ya habíamos notado que tenían una batería y unos parlantes
grandes pero como el silencio era a las 23:00 … Comimos y nos dedicamos a descansar. Al rato empezó la música.
Nuestros vecinos eran ni más ni menos que una convención de Pentecostales.
Esta circunstancia nos impidió disfrutar del canto de las aves y el sonido del
viento entre los árboles pero a cambio tuvimos varios servicios que nos
permitieron recordar las andanzas del profeta Samuel y otras personalidades del
antiguo y nuevo testamento. A pesar de la promesa de silencio a las 23:00 el último
servicio terminó 23:20. No estaba tan mal, 20 minutos no son nada. Pero luego
comenzó la cena, las chanzas propias de un grupo grande, etc. por lo que el
silencio efectivo se hizo esperar hasta las 02:00. Pero llegó. Llegó si, pero no para quedarse. A las 7:15 comenzaron las
llamadas de diana a viva voz y pronto fueron acompañadas por redobles de
tambor. No estábamos soñando ni estábamos en el servicio militar, simplemente
toda la Villa tuvo un temprano despertar. Un vecino nuestro (cicloturista él)
comenzó una extraña letanía dirigida al pastor y su grey. Sonaba algo así:
&%$¿@&$¡?
Camino al paso de Icalma paramos en un mirador con vista
panorámica del lago Aluminé y luego nos internamos en el ripio (hay unos kilómetros
recién pavimentados en Villa Pehuenia) En el camino al Norquinco cruzamos una
manada de vacunos que venia en sentido contrario. Tuvimos que parar y esperar
que pasaran. Llegando al lago nos desviamos rumbo a unas cascadas para
el lado del límite. Según la guia el camino era para 4x4. A poco de andar un
vado ancho que parecía profundo. Lo investigamos y pasamos sin problemas. La
huella era bastante fea y angosta. Un segundo vado que atravesamos demasiado rápido.
El agua subió por encima del capot. El silencio se había adueñado de los
ocupantes del habitáculo. Seguimos hasta un tercer vado. Parecía bastante
hondo. En vista de la experiencia del anterior bajé para evaluarlo. En eso vi
que nos faltaba la patente delantera. Eso ya fue demasiado, ¡a 1500 km de
Buenos Aires y sin patente! Dimos la vuelta y volvimos dejando para otra
oportunidad el resto del recorrido. La patente la recobramos en el segundo vado;
brillaba en el fondo toda retorcida. Terminamos almorzando junto a un lindo laguito. Teníamos
contratada una cabalgata a las 5 de la tarde cerca de Villa Pehuenia por lo que
después de almorzar nos pusimos en marcha en tren de paseo. El aire
acondicionado no enfriaba. Varias teorías: “ya venia enfriando menos”,
“algo se rompió”. Más adelante paramos para hacer tiempo y me dedique a
revisar el circuito eléctrico. ¡Un fusible quemado! Volvimos a tener aire y a
respirar. Llegamos al lugar de la cabalgata y el paisano nos recibe
con recelo: no le habían avisado y tenía todos los caballos ocupados.
Arreglamos para volver al día siguiente.
Volviendo nos desviamos para visitar el volcán Batea
Mahuida, previo pago de la entrada a la comunidad (el muchacho encargado de
cobrar y controlar el ingreso no parecía muy entusiasta). Esa noche el servicio terminó antes de las 23:00 y el
pastor recalcó que los coordinadores debían despertar solamente a los miembros
del grupo, no a toda la Villa. A la mañana levantamos campamento y a las 10:00 llegamos
para la cabalgata. Nos internamos en el bosque por varios kilómetros siguiendo
una senda bastante movida entre las cañas. Volvimos a eso de las 13:00 y salimos rumbo a Aluminé.
Almorzamos en algún lugar junto al río Aluminé, pasamos por esa población a
eso de las 15:00 y llegamos a Junin de los Andes a las 17:00. Preguntamos en Turismo pero de cabaña ni hablar. Nos
fuimos al camping Laura Vicuña y a pesar del cartel de la entrada que decía
completo nos dieron un muy buen lugar con pastito junto al río Chimehuin. El día siguiente (domingo 22) lo dedicamos a descansar,
asearnos y recorrer el pueblo. El lunes 23 nos dirigimos al Lago Queñi, salimos de Junín
de los Andes a eso de las 10:30 y llegamos al lago aproximadamente a las 13:00.
El trayecto entre Hua Hum y el Queñi de sólo 10 km nos llevó una hora. El
punto más complicado para pasar fue una cuesta llena de pozos y con tierra
suelta. Allí no quedó más remedio que usar toda la potencia de la “low” y
aún así nos costó pasar. Al pie de la cuesta yacían los vehículos menos
afortunados, a unos 3 km del lago. Una vez en el sitio de acampe (luego de transitar por una senda muy cerrada por donde apenas pasaba la camioneta) almorzamos y nos dirigimos caminando hacia las termas, a 3 km hacia el sur.
El regreso no tuvo puntos salientes, llegando de nuevo a Junín de los Andes a las 20:00. |